Preparando el ingreso para el año 29 del IChTF, volvemos a pensar en la pregunta acerca del “sello” de la formación que entregamos. Esta vez queremos compartir -con quienes han pasado por nuestras casas y con quienes buscan formarse y deben elegir entre variados programas, con diferentes historias y énfasis- aquello que creemos es esencial que conozcan si quieren elegir vivir la experiencia de formarse como terapeutas de nuestro instituto.
El IChTF es una Corporación de derecho privado sin fines de lucro que nace con el objetivo de difundir el modelo sistémico en Chile. Surge en el contexto de un momento muy dificil en la historia de nuestro país, como un espacio de libertad de pensamiento sustentado en el respeto por la diversidad, la tolerancia y los derechos humanos. Esta impronta se ha plasmado en la forma de plantear la docencia y la clínica hasta la actualidad.
Abordamos la diversidad de las formas de vida en familia y pareja, desde la diversidad de miradas que son posibles bajo el título de “sistémicos”. Nuestros alumnos tienen la tarea de ir integrando esas diferentes miradas y construir sus miradas propias. No siempre es fácil esta tarea y toma tiempo. Pero, en la diversidad que honramos, podemos identificar un aspecto esencial que nos interesa a todos y que se plasma en el trabajo de los equipos clínicos y docentes del instituto: Las relaciones entre las personas en contexto.
Entonces, a la formación en la diversidad y el pluralismo como parte esencial del sello IChTF, debemos agregarle un segundo y fundamental aspecto que ha estado presente en los programas durante estos 28 años : El trabajo con y desde la persona del terapeuta.
Es cierto que hoy cualquier programa que aspire a ser reconocido por la Comisión Nacional de Psicólogos Especialistas en Psicoterapia debe contar con algunas horas de trabajo de autoexploración de los terapeutas, o en su defecto, con el equivalente en horas de psicoterapia personal de los alumnos. Para nosotros la inclusión de este trabajo es un núcleo fundante que integramos de distintos modos y con diferentes énfasis en todos los espacios de la formación y entrenamiento. Nos ubicamos en el continuo de los tipos de entrenamiento en psicoterapia en el punto que integra los aspectos técnicos y los aspectos personales como pilares indisolubles de la práctica clínica.
Que el observador está en lo observado y que la realidad es una construcción relacional en la que estamos incluidos indefectiblemente nos obliga a mirarnos y a conectar nuestras fortalezas y debilidades como terapeutas con nuestra propia historia y con nuestras situaciones de vida actuales. Tenemos la convicción de que trabajando esas conexiones podemos convertir nuestras heridas y nuestros recursos en herramientas útiles para acompañar a otros en el camino del crecimiento y de la construcción de historias que les permitan salir de las pautas de sufrimiento en que se han enfrascado.
Nuestra formación es exigente, demanda tiempo y un compromiso que va mucho más allá de lo académico. La formación es en un sentido, una experiencia transformadora en lo profesional y en lo personal. Así lo manifiestan quienes han hecho este camino. Eso, nos enorgullece y nos desafía.
Parte de los desafíos es que hemos optado por mantener esta formación como una formación eminentemente clínica. Hemos tomado el riesgo de diferenciar la obtención de grados académicos y la formación académica del entrenamiento clínico. Queremos que nos elijan peferentemente quienes aspiren a ser y desempeñarse como terapeutas sistémicos, pero no queremos dejar de lado a quienes desean aprender y entrenarse en el enfoque para aplicarlo a otros campos de las ciencias sociales, así como a quienes desean integrar la clínica con la docencia y la investigación. Por eso, diseñamos caminos junto a la Universidad Alberto Hurtado para que quienes quieran complementar el entrenamiento clínico con la investigación y la academia lo puedan hacer.
Instituto Chileno de Terapia Familiar