* Comentario de la Dra. Ximena Fuentes, en el marco del Seminario y Taller: ¿Por qué?….¿Lo podríamos haber evitado?: Intervenir terapéuticamente con familias que han vivido la experiencia del suicidio dictado por Silvia Giliotti PhD. LCSW y organizado por el el Instituto Chileno de Terapia Familiar en convenio con el Ackerman Institue for the Family. Para informaciones e inscripciones pinche aquí
El intento de suicidio o la ideación suicida activa que requiere hospitalización, representa una crisis para la familia. En algunos casos ésta puede ser inesperada (un evento no esperado por los cercanos al paciente). En estas situaciones las familias están muy afectadas, angustiadas, se defienden, se protegen y por lo mismo, son más permeables a las intervenciones y a la ayuda.
En otros casos, cuando los intentos son parte de un funcionamiento habitual de un miembro del grupo familiar, de ocurrencia repetida, hablamos de una crisis de tipo estructural. Los miembros de estas familias suelen estar molestos, irritados, afectados y, al mismo tiempo, pueden ser menos permeables a las intervenciones.
En ambos casos, se produce un estado de vulnerabilidad del sistema familiar, en que las formas de funcionamiento se cuestionan, existiendo un período de desorganización emocional, dada la fuerza e impacto que tiene el intento o la ideación suicida activa de un miembro de la familia.
La evaluación al ingreso de estos casos, es clínica, de manera de estructurar un plan diagnóstico y de tratamiento, que oriente hacia las causas que motivaron el intento o la ideación, realizando en primer lugar, una evaluación de la patología psiquiátrica, de la red social y de apoyo del paciente, de los factores de riesgo, de la personalidad, del funcionamiento psicológico y el nivel de impulsividad; con todo lo cual se define el tratamiento y las intervenciones psicoterapéuticas para el paciente y su familia.
La intervención individual tiene por propósito aliviar al paciente y elaborar su situación crítica, descubriendo el significado y la situación que lo llevaron a perder el sentido de la propia vida, sentar las bases para un cambio en el modo de funcionamiento y establecer las estrategias para continuar con el tratamiento posterior a la hospitalización.
Con la familia, en tanto, las intervenciones se centran en comprender su emocionar, evitar las culpabilizaciones, centrarse en la búsqueda de recursos y ponerlos a trabajar juntos en cómo ayudar al paciente y su cuidado.
En la medida que se va comprendiendo lo ocurrido y tratando la patología de base, al mismo tiempo que el paciente responde a la intervención, se comienza con salidas breves supervisadas y acompañamiento de la familia. Cuando esto ha sido posible, se estructura -con la familia y el paciente- un plan de contingencia al alta, definiendo, quién acompañará al paciente (si la familia no puede asumirlo, puede ser un chaperón externo), quién dará los fármacos, a quién se le pedirá ayuda en caso necesario, quién acompañará a los controles, entre otras cosas.
El intento de suicidio de un miembro de la familia o la ideación suicida activa, compromete a todos los miembros de la familia, nadie queda indiferente frente a esto, que todos juntos trabajen por la recuperación del paciente, los enriquece y los hace salir fortalecidos de esta crisis.
Dra. Ximena Fuentes M.
Médico Psiquiatra
Servicio de Psiquiatría Clínica UC-San CarlosTerapeuta familiar y de Parejas del Instituto Chileno de Terapia familiar