“Cada dedo de la mano es diferente. Cada uno de ellos es único y sin embargo, sólo cuando trabajan los cinco juntos logramos hacer algo con la mano….
Cada dedo tiene un cometido especial.
Sin embargo el éxito es el resultado de la armonía y cooperación entre ellos”
Claudio des champs
Acabamos de tener la grata posibilidad de compartir en este nuevo Seminario Ackerman con la experimentada terapeuta Judy Grossman. Ella nos contó de su trabajo con familias con niños con algún tipo de necesidad especial (NE)
Fue muy interesante y útil para nuestro quehacer clínico; especialmente para lo que realizamos en la Unidad de Niños y Adolescentes (UNA), el escuchar y analizar junto con ella su integración de temas como los procesos parentales, parentalidad y apego, investigación en desarrollo cerebral, resiliencia, trabajo con grupos de padres…entre otros. Enriquece y refuerza nuestro desempeño con familias con niños, reconociendo además que muchas de estas reflexiones ya las hemos ido teniendo como grupo.
Destaco la importancia que ella le otorga a la inclusión de los niños con necesidades especiales en la terapia familiar, pero una inclusión que no es sólo una presencia física; sino una real participación en el proceso terapéutico. Para esto y considerando las propias características de los niños con necesidades especiales, se vuelve fundamental, como lo destaca Judy; el saber hablar con ellos, el invitar a que emerjan sus voces y que éstas sean escuchadas. Este desafío no es menor con niños o adolescentes a los cuales por sus propias características les puede ser más complejo mantener cierta atención, relatar experiencias, expresar emociones o reflexionar en conjunto.
Sin embargo; Judy confía (al igual que nosotros en la UNA) en que es posible crear un sistema terapéutico donde se genere una seguridad emocional que permita conocer sus necesidades afectivas. La pregunta fundamental es ¿cómo participarán? y ¿qué puede hacer el terapeuta para facilitar su participación (reconociendo sus capacidades)?. Ella propone un trabajo flexible, creativo y lúdico, donde el terapeuta debe sentirse cómodo en la utilización de distintas técnicas que faciliten este proceso.
La terapia familiar con niños con necesidades especiales pretende además desafiar el efecto estigmatizador y patologizador del diagnóstico individual, no negando su dimensión neurobiológica; sino más bien integrando lo que implica para el niño o adolescente esta dimensión y cómo se engarza en el mundo vincular de la familia, intentando buscar un sentido compartido. Además; estas narrativas diferentes pueden tener ecos posteriores, movilizando y favoreciendo la trayectoria y los procesos evolutivos.
De este modo; aparece la terapia familiar como una instancia útil y favorable para el desarrollo de los niños y adolescentes con necesidades especiales. Se convierte en un espacio de trabajo de relación padre-hijo, donde se fortalece la resiliencia familiar.
Tuvimos la suerte de ver a Judy intervenir con una familia donde dos de los hijos presentaban algún tipo de necesidades especiales. Destacaría la sutileza y el cuidado con el que se vinculó con cada unos de los miembros, como le dio un espacio a cada uno, como trabajó con los hermanos (fortaleciendo la fratría) y especialmente el sentido de humor y cercanía con que se integró al sistema terapéutico en esa sesión.
También quisiera destacar su trabajo con grupos de padres, los cuales se convierten en un espacio mucho más enriquecedor que los grupos de psico-educación. Ella propone un formato estructurado donde se pretende promover la reflexión personal, crear un sentido de comunidad, se normalizan temas comunes y se promueve su eficacia, entre otros objetivos. Este tipo de espacio pudiese ser de mucha utilidad para quienes trabajamos con niños, algo todavía no suficientemente desarrollado por los terapeutas familiares.
Finalmente; quisiera compartir mi reflexión al integrar lo vivenciado en este Seminario Ackerman y mi experiencia al trabajar el tema de inclusión de niños con necesidades especiales en el sistema educativo. Otra área importante de mi desarrollo profesional, que se complementa y potencia con mi “ser terapeuta familiar” es el ser psicóloga educacional y trabajar desde hace muchos años en un establecimiento educacional. En este rol me ha tocado coordinar el equipo PIE (Proyecto de Integración Escolar). Mientras escuchaba las reflexiones de Judy pensaba en las complejidad de este trabajo a nivel familiar; pero también lo pensaba a un nivel mayor, a un nivel social, donde se replican muchos de los aspectos que se observan en el sistema terapéutico. Aún no contamos con un sistema educativo suficientemente inclusivo, donde se reconozcan las diferencias de los alumnos y se ofrezcan las estrategias y apoyos que requieren para acceder y progresar en su aprendizaje y su desarrollo socioemocional.
Todavía queda camino por recorrer para apoyar el desarrollo de los niños con necesidades especiales (no sólo en lo familiar)….y el aporte del trabajo de Judy nos permite avanzar en ese camino.
Cristina Vera
Psicóloga- Terapeuta familiar
Coordinadora UNA – ICHTF
2 Comentarios
paula picasso Octubre 24, 2015
Fantastica reflexión Cristina! Me gustó mucho tu forma de narrar el seminario y las inquietudes que planteas desde la practica clinica y sobre todo el plantear todo lo que sigue pendiente como sociedad. Saludos!
Claudia Sarrazin Noviembre 24, 2015
Muy interesante entrar en esta conversación, es un tema poco visto y en donde todo queda por hacer. Gracias Cristi por tu comentario!