A más de tres meses del terremoto y maremoto la vida ha ido retomándose aún en los lugares más afectados. Esto no significa que la vida sea igual que antes. Es, en algún sentido, otra vida… en otro entorno, con otro paisaje físico y otro paisaje emocional. Algunos ya han dado vuelta la página y han seguido caminando, otros, todavía requieren tiempo y elaboración de lo vivido, especialmente quienes habitan lugares que ya no son los mismos. Quienes tienen que preguntarse al llegar a la esquina ¿qué calle es esta?, simplemente porque ya no reconocen su ciudad o su pueblo.
Algunos, probablemente quienes estuvieron más expuestos y han vivido más pérdidas, sólo han podido estructurarse escasamente o se han sobreestructurado de manera evitativa frente a la catástrofe que fracturó sus existencias.
En la consulta, lejos de la catástrofe física, las familias y parejas van dando cuenta de las réplicas que este terremoto ha significado en sus vidas. No consultan por eso, no por miedo al terremoto, no por miedo a la muerte…..sino por las réplicas emocionales y relacionales que ha tenido para ellos. Consultan o plantean su importancia desde el replanteamiento que ha significado en sus vidas; desde la convicción surgida del remezón de que no vale la pena seguir viviendo cómo lo hacían hasta ese entonces y que ahora sí valía la pena enfrentar aquello que habían desestimado antes o que habían escondido bajo la alfombra ; desde las grietas que dejó en evidencia en sus relaciones; por los duelos incompletos que se reactualizaron y desde el miedo a seguir viviendo de un modo que se les ha visibilizado como profundamente insatisfactorio.

Una familia inmigrante en Chile desde un país latinoamericano y del que salen en busca de un país seguro. El deja a sus hijos en su país de origen con la madre de éstos y se viene con su pareja y los hijos de ella a buscar mejores oportunidades. ¿Qué queda de ese país seguro buscado?. El terremoto removió el alma de esta pareja y dejó al descubierto los apegos que no se habían reacomodado con la partida, las pérdidas de la inmigración. Dejó al descubierto los sentimientos de culpa y el dolor por los hijos dejados a miles de kilómetros de distancia, dejó en evidencia los temas silenciados entre ellos.
Un hombre, separado de su esposa, en medio del terremoto no duda en llegar a casa de ella para ver y acompañar a sus hijos. Un hombre que se encuentra con el lugar que tantos años ocupó, ocupado por otro. La pregunta ¿cuál es mi lugar ahora? y con esto, la obviedad de una etapa que se cierra y otra que se inicia y que necesariamente debe enfrentar.
Las relaciones que más se complicaron después de este remezón, fueron justamente aquellas que tenían grietas o fracturas que no habían sido vistas o reparadas y que quedaron dramáticamente al descubierto el 27 de Febrero y los días posteriores.
